Jason Terry llegó a Sacramento en febrero y, desde entonces, ni siquiera ha llegado a debutar. El escolta, procedente de Brooklyn Nets, tiene aún un año de contrato con la franquicia californiana, pero parece poco probable que vaya a pasar la siguiente temporada en Sacramento. Su deseo: volver a Dallas Mavericks.
"Es mi casa y mi corazón", decía ayer el jugador en una entrevista en una radio de Dallas. "Sangro azul. Soy un Maverick". El guard ha pasado más de la mitad de su carrera en los Mavs, vistiendo su camiseta en 619 ocasiones con promedios de 16'1 puntos y 4'1 asistencias. Con la camiseta texana, Terry se proclamó campeón de la NBA y fue nombrado Mejor Sexto Hombre de la liga.
El problema para el jugador es que los Kings no parecen dispuestos a cortar su contrato y que así pueda negociar con cualquier franquicia. De hecho, en caso de no poder traspasar al jugador, los Kings barajan la opción del stretch, que permitiría repartir el contrato de Terry en varias temporadas.
"No diría que es una reconstrucción, pero sí una proceso de construcción", señalaba Terry sobre los Kings. "DeMarcus Cousins es un talento enorme. Rudy Gay no es un ganador probado en la liga pero es un talento tremendo y un chico sobre el que puedes construir alrededor".
La intención del escolta es obvia: "Quiero campeonatos". Las intenciones de Terry y las de los Kings se encuentran en un punto diferente que quizás no pueda solucionarse inmediatamente.
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