viernes, 3 de abril de 2009

La Mala Suerte De Bobby...

Tercer año universitario. Los Blue Devils de Duke, y de un joven Mike Krzyzewsky, se hacia con su segundo titulo universitario consecutivo, batiendo en la final a Michigan por 20 cómodos puntos. Si Coach-K era el jefe en la banda, en la pista, el entrenador era un joven de raza blanca, con aspecto de chico bueno llamado Bobby Hurley. Parecía llevar en la sangre la capacidad de su padre, el mítico entrenador Bob Hurley.

Pero su carrera universitaria no iba a terminar de la mejor, y es que Hurley se rompió el pie al final de su temporada senior. Llegaba el futuro, la NBA, el Draft…Pero los números de Duke con Hurley en la plantilla eran demoledores: un record de 119-26, dos títulos de la ACC, tres finales universitarias, dos títulos de la NCAA. Su numero 11 acabaría colgado en el techo de la universidad que lo vio crecer. Incluso su rivalidad con Jason Kidd había sido portada de la prestigiosa Sports Illustrated.


Con todo esto en mentes de los ojeadores de las franquicias, llegaba el Draft de 1993, y Hurley estaba en él. Los nombres fueron sucediéndose: Chris Webber, Shawn Bradley, Penny Hardaway, Jamal Mashburn, Isaiah Rider, Calbert Cheaney…y Bobby Hurley. ¿Destino? Sacramento Kings.

Y el día 5 de noviembre, ahí estaba Hurley como titular, dispuesto a seguir mostrando su magia en la NBA. Sacramento ganó a Denver, y Hurley ya demostró que sabia a lo que jugaba: 7 puntos y 7 asistencias, pero estuvo eclipsado por el base suplente, un tal Spud Webb. Hurley continuo siendo titular hasta el día 12 de diciembre, su partido número 19 en la liga, contra los Clippers en el ARCO Arena. Ese día, Hurley dio 7 asistencias pero no consiguió anotar.

De vuelta a casa, Hurley conducía su coche sin el cinturón de seguridad puesto, cuando su vehículo colisionó contra otro. Daniel Wieland, un pintor de 37 años de edad, había chocado contra el coche del base de los Kings (un año después, en el juicio, seria acusado de conducir sin luces en plena noche). Apenas cinco minutos después, su compañero Mike Peplowski llegaba al lugar de los hechos y era el primero en atender al ex de Duke.

Heridas en un pulmón, la tráquea herida, una rotura parcial del ligamento anterior cruzado, costillas rotas y varias facturas en la espalda, hicieron que Hurley se pasara el resto de su temporada de rookie en la cama de un hospital e intentado rehabilitarse de sus lesiones.

Un año después, la temporada empezaba con grandes esperanzas para todas las personalidades de los Kings: “Es justo lo que buscábamos. Todo lo que has oído hablar sobre sus rodillas, sus lesiones…su respuesta es, “¿Puedes batir a este hombre?”, decía un joven Geoff Petrie. “Creo que puede hacer una vida normal, y completar el sueño de jugar en la NBA”, pensaba un más comedido Garry St. Jean.

El base eléctrico que había sido en la universidad volvió a la temporada siguiente, y durante 68 partidos intentó convencer y convencerse de que todavía podía jugar al baloncesto en la NBA, pero su cuerpo decía otra cosa…Sacramento lo mantuvo durante 3 temporadas y media, pero Petrie vio que la solución iba a ser casi imposible y que Hurley posiblemente tendría que retirarse del baloncesto profesional. Los jóvenes Grizzlies lo ficharon, pero solo duró esa media temporada.

Lo volvió a intentar pero finalmente, en 1998 se dio por vencido. Lo había sido todo en la NCAA, había respondido bien a la NBA durante 19 partidos, pero aquel camino entre El Paso y El Centro se había cruzado en su vida en el peor momento.

Bob Hurley no volvería a deleitar a nadie en la NBA.