lunes, 28 de noviembre de 2011

Un precedente muy positivo

Sólo una vez en la historia la NBA cerró sus puertas al baloncesto: el verano de 1998. Lejos queda aquel cierre patronal que fue aún más largo que el reciente. Aquel verano, Sacramento Kings sufrió la mayor -y mejor- metaformosis desde su estancia en la capital de California.

Para ilustrar aquel hecho hay que retroceder en el tiempo hasta tiempo antes incluso del propio lockout. Mayo de 1998, Washington Wizards y Kings negocian un traspaso que va a cambiar la trayectoria de los californianos. El 14 de este mes, ambas franquicias hacen oficial el trade: Mitch Richmond -buque insignia de los Kings durante siete años- y Otis Thorpe se marchan a la capital. A cambio llega un joven descarado llamado Chris Webber.

Ese sería el primer cambio de todo el proceso de maquillaje sufrido. Apenas dos meses después, y a dos semanas del comienzo del lockout, los Kings firman a Peja Stojakovic. El serbio había sido elegido tres años antes en el draft, pero había estado jugando en Europa, completando su preparación.

Con este panorama los Kings se presentan en el draft. El equipo necesita un base que esté preparado para mandar desde el principio. Allí, Geoff Petrie le echa el ojo a un blanquito con mucho caracter: Jason Williams.

Habrían de pasar dos meses hasta el siguiente movimiento. El por entonces coach, Eddie Jordan, deja de serlo a mediados de agosto, y un mes y un día después, llega su sustituto: Rick Adelman.

Pero el proceso no se completaría hasta enero, mes clave en la formación del resto del roster. Los Kings aprovechan la free agency para firma a Vlade Divac, Vernon Maxwell y Jon Barry, además de renovar al polivalente Corliss Williamson.

Dos semanas después comenzó la liga de los 50 partidos en la que San Antonio Spurs se convirtió en campeón por primera vez. Una temporada histórica que serviría a los Kings para situarse en la gloria de la NBA.