Cuando en Chester se pone el sol, lo más aconsejable es que estés en tu casa. En este territorio, no muy lejos del aeropuerto de Philadelphia nació y creció Tyreke Evans. Como comprendereis, no es precisamente el lugar ideal donde debe criarse un niño, y menos si el 30% de la gente que vive en sus calles roza el límite con la pobreza.
Desde bien pronto la vida de Tyreke mostraba dos partes: una buena y otra menos buena. La peor de las dos caras, no tardó en llegarle a Tyreke, con el lio que llevó a su primo a la cárcel. Tyreke era sólo un adolescente y su nombre ya se había asociado al crimen, aunque la policía negara cualquier relación del jugador con el delito cometido. Pero lo peor que sufrió el hoy jugador de Sacramento ocurrió en plena adolescencia: la muerte de su padre.
Año 2006, día del trabajo. Tyreke y su familia paran a pedir cena para llevar en un restaurante de New Jersey, cercano al puente Ben Franklin, cuando una llamada de teléfono inesperada, saca a uno de los hermanos de Tyreke de sus pensamientos. John Holmes, padre del pequeño de los Evans, acaba de fallecer debido a un ataque cardíaco después de que tuviera un accidente con su camión. Tenía 78 años.
Tyreke venía de jugar el partido inaugural del Elite 24 en el Rucker Park del Harlem, y su hermano no quiso estropear el viaje y esperó a que Tyreke llegara a su casa para comunicarselo. "Sirvió para unirnos mucho más", reconoce su madre. "Tyreke estaba realmente impresionado". Fue un tiempo de mucho dolor para el #13 de los Kings, pero que gracias al apoyo de su familia, y en especial de su hermano mayor, Reggie, el base superó. "Para mi es como un hermano-hijo", cuenta Reggie, de 37 años, y que se encargó particularmente de cuidar a su hermano cuando el padre de la familia falleció.
Pero no todo iba a ser malo en la vida de Tyreke. Gracias a esa protección que llevaron a cabo minuciosamente sus hermanos mayores, desde pronto Tyreke tuvo una especial habilidad para jugar al baloncesto. "Cuando tenía 12 años ya jugaba contra chicos de 15 o más edad", dice su mejor amigo de la infancia. Y gracias a esto, y a que los hermanos Evans sabían por experiencia propia lo que se cocía en Chester, se negaron en rotundo a que su hermano pusiera un pie en el insituto más cercano a su casa.
"Recuerdo oir a mi hermano que decía, ''no quiero que Tyreke tenga que pasar un detector de metales para ir a clase'' ", cuenta Tyreke. "Yo quería ir a Chester porque era donde todos ellos habían jugado y donde mi hermano Doc había conseguido un campeonato...". El instituto American Christian pudo ver en acción a Tyreke, y como el propio jugador declaró después, agradeció mucho que sus hermanos lo llevaran a esa pequeña escuela privada, "donde pudo prepararse mejor y viajar".
4 comentarios:
El de Tyreke es otro caso más de un jugador criado bajo la protección de sus hermanos mayores, al igual que Gary Payton, Stephon Marbury y más recientemente Derrick Rose... bonita historia.
Y menos mal porque sino...el hecho de perder a su padre fue un palo tremendo para él, pero sus hermanos supieron conducirlo y ayudarlo.
Vivia en una mala zona, pero su familia era todo lo contratio.
como siempre, la realidad supera la ficción. Relatos como estos te hacen pensar en lo que puede aportar una familia unida, gracias a ello salió adelante.
Que bonita historia.
La verdad es que su familia es muy buena y estando todos unidos las cosas se llevan mucho mejor, incluso en los peores lugares
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