Cada año, sólo 450 privilegiados visten una camiseta de la NBA en partido oficial. A veces son algunos más, otras algunos menos. Llegar es complicado, mantenerse es muy difícil. Más si cabe si mides dos metros pelados, has gastado tus cuatro años universitarios y siempre jugaste por dentro.
"Eres un tweener". "No tienes tiro". "Eres demasiado lento para defender aleros". "Eres muy pequeño para defender a interiores". Frases que durante años fueron el pan de cada día de Quincy Jyrome Acy. El hoy ala-pívot titular de los Sacramento Kings es un jugador con 200 partidos NBA a sus espaldas.
Elegido en el puesto 37 del draft de Anthony Davis, Acy recaló en Toronto Raptors donde pasaría su primera temporada entera como profesional. En la siguiente, no llegaría ni a Navidad. La franquicia canadiense decidió moverse traspasando a Rudy Gay a Sacramento, y como parte del pack que acompañarían al alero se incluían al veterano Aaron Gray -una de las grandes influencias de Acy, reconocido por el propio jugador- y al sophomore procedente de Baylor. Esto ocurría un 9 de diciembre, un año y tres días después de su primera experiencia en la NBADL.
Apenas había jugado 7 partidos en la NBA durante esa temporada. Pero en Sacramento las cosas cambiaron. Acy se convirtió en un jugador, en un ser capaz de producir y contagiar a todo el mundo. Su defensa, su intensidad, su compromiso. Eso nadie lo olvidó en la capital de California, salvo los que mandaban.
Menos de nueve meses después de haber adquirido sus servicios -con un campeonato de la Summer League de Las Vegas entre tanto- los Kings enviaban a Acy -junto a Travis Outlaw- a New York Knicks a cambio de Wayne Ellington y Jeremy Tyler, que no llegarían a jugar nunca para los Kings. La operación era puramente económica.
Tras un año en los Knicks todo el mundo en Sacramento seguía queriendo a Acy. Más aún cuando se anunció su contratación por dos temporadas, la segunda de ellas con una player option. Y aunque durante más de media temporada haya estado al final del banquillo, Acy siguió siendo Acy. Animando, divertido y cumplidor. Un profesional como pocos.
Mientras que durante la temporada Acy promedia 4'4 y 3 rebotes por noche, desde el parón por el All-Star sus números suben hasta 6'9 puntos, 3'7 rebotes y un 50% en triples en apenas 20 minutos por partido. Si utilizamos sólo los últimos siete, Acy promedia 10 puntos y 4'4 rebotes, con un gran 68'1% en tiros de campo.
Acy ya es el séptimo jugador procedente de Baylor con más partidos en la liga -por delante de sus ex compañeros de equipo Perry Jones III (hoy en la NBADL) y Quincy Miller (jugando en el Estrella Roja)-, está en el Top 30 de su draft en partidos jugados, minutos y puntos, y en el Top 20 en todos los porcentajes de tiro.
Nadie le regaló nada cuando llegó a la liga. Nadie le ayudó a hacerse un hueco en la misma. Sólo él mismo. Llegó al fondo, a lo más bajo, lo tocó y no quiso volver. Quincy Acy se ha reivindicado, es una realidad.
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