"No creo que me llegue una oferta de ningún equipo. Creo que me retiraré".
"No haré una rueda de prensa para decir que estoy retirado".
"El año pasado sólo escuché interés en mí por un par de equipos. No creo que eso ocurra este año".
"Si algún equipo me llama en primavera en busca de un veterano para playoffs lo pensaré. No quiero volver a mover a mi familia sin un contrato garantizado".
"No tengo ganas de jugar en la NBA durante nueve meses al año. Quiero ser un buen padre".
Todas esas frases fueron pronunciadas hace unos días en Serbia, por Scot Pollard. El ex center de los Kings, que se encuentra en el país balcánico para jugar un amistoso con sus amigos Vlade Divac y Mateen Cleaves, aprovechó para decir esas cinco frases, que dejan ver claramente el futuro del peculiar jugador.
Pollard llegó a la liga en 1997, cuando los Pistons lo seleccionaron en el puesto 19 del Draft. Sin cumplir lo que Detroit esperaba de él, lo mandaron a Atlanta a cambio de Christian Laettner, pero al poco de llegar su nueva ciudad -y aprovechando el lockout- decidieron cortarlo. Tan solo cinco días después de abandonar Atlanta, Pollard firmó por Sacramento, donde estuvo cuatro años y medio, antes de ser traspasado a Indiana, para que Brad Miller recalara en los Kings. En el verano de 2006 firmaba por Cleveland y al año siguiente firmaba como agente libre por los Celtics, donde ganó el anillo.
Pollard lleva 19 meses sin jugar un partido oficial de baloncesto y posiblemente nunca vuelva a hacerlo. Se marcha del baloncesto promediando 4'4 puntos, 4'6 rebotes y 0'7 tapones por partido, en los 506 que jugó en su carrera.
Y como muchos se olvidarán de lo que supuso Pollard en el juego de los Kings, ahí va el homenaje a este curioso jugador, que se ganó el cariño de todo Sacramento gracias a su entrega, pero también gracias a su apariencia.