Decía Ben Wallace que le encantaba que la afición rival le pitara cuando jugaba. Eso era una señal inconfundible que significaba que estaba haciendo bien su trabajo, decía el pívot de Detroit Pistons. Algo así entiende Rajon Rondo tras su fichaje por Sacramento Kings.
"Me gusta que todo el mundo dude de nosotros", decía el jugador días después de firmar su contrato de un año por 9'5 millones de dólares con los Kings. "Ha habido muchos detractores, muchos dudan de mi carrera. Y me encanta probar que la gente está equivocada".
Además de Rondo, su nuevo compañero y amigo, Rudy Gay señaló días atrás que el objetivo del equipo debería ser conseguir una plaza de playoff.
Realmente, parte de sus críticas tienen fundamento dada la montaña rusa que ha sido su último año tras comenzar en Boston Celtics, pasar por Dallas Mavericks y acabar la temporada de mala manera. "He sido desafiado toda mi vida, y se lo que es", decía el jugador a ESPN. "No dudo de lo que mi talento puede hacer...la vida va sobre adversidad y he lidiado con ella un poco esta pasada temporada".
Por eso quizás, el base se ha unido a un proyecto perdedor desde hace nueve años y, que, de haber tenido un buen año jamás hubiera pasado. Aunque Rondo vea en Sacramento una gran opción. "El cielo es el límite", concluye el base.
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