Querido Jimmer,
Ahora que ya no formas parte de la plantilla de Sacramento Kings me gustaría contarte lo que pienso sobre esta etapa que cierras. Han sido casi tres años en los que nos hemos quedado con ganas de más. Los que te hemos visto más de 150 noches desde que llegaste a la NBA sabíamos que tenías el talento para ser alguien importante en la liga, pero no ha sido así.
Quizás llegaste en un momento de tu carrera demasiado espectacular, siendo el mejor universitario del año y con un hype muy por encima de lo que después hemos visto. Sí, ya sé que tu elección en el pick 10 a cargo del señor Geoff Petrie no ayudó demasiado, igual que el lockout de aquel año o la salida del único base del equipo -Beno Udrih- en tu traspaso.
Siempre te eché en cara que no hayamos visto tu talento más que con cuentagotas. No recuerdo que tuvieras dos o tres partidos seguidos en los que estuvieras enchufado. En eso has fallado.
Quiero decir en tu defensa que la franquicia no se ha portado bien. Desde los ex propietarios y la anterior gerencia deportiva, no has sido tratado adecuadamente. Los entrenadores tampoco han sabido encontrar y explotar tus mejores cualidades aunque el año pasado viéramos, por ejemplo, una gran mejora en tu juego.
Me quedo con las ganas de haber disfrutado del auténtico Fredette más de dos o tres partidos por temporada. Me da pena no haberlo tenido más cerca. Ojalá se te hubiera pegado algo de Isaiah Thomas, de sus ganas de superarse, de su hambre en cada partido...que poca agresividad vimos de ti desde que llegaste a la liga.
Te deseo lo mejor vaya donde vayas y que allá donde acabes encuentres a alguien que sepa explotar tus cualidades y acabes con una larga carrera en la liga.
Hasta siempre, Jimmer.
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